sábado, 22 de agosto de 2009

Galileo, cuatro siglos

Hace ahora exactamente cuatrocientos años, un 21 de agosto de 1609, el físico y matemático Galileo Galilei presentaba en Venecia el telescopio con el cual escrutaría el universo celeste y cuya finalidad era verificar las hipótesis referidas a la naturaleza del cosmos y las leyes de su movimiento. El evento es considerado como el punto de partida de la ciencia moderna, la ciencia experimental. Es decir, de la forma específica mediante la cual el conocimiento humano toma la forma de un proceso que vincula la observación de la realidad y el pensamiento teórico mediante un método riguroso y preciso. Aunque ahora parezca trivial, la asociación entre teoría y práctica como el camino propio de la indagación de nuestro mundo había sido desdeñada en el pasado. Se suponía que la actividad empírica podía ser fuente de todo tipo de equívocos y no permitiría acceder a la supuesta perfección de una sabiduría definitiva. Era una herencia de la formidable cultura griega, que se volvía a celebrar en la época de Galileo contra la dictadura vaticana. Platón consideraba que la ciencia no debía perderse en el resbaloso terreno de la cambiante realidad, si pretendía alcanzar la perfección de un conocimiento esencial. Aristóteles consideraba que la ciencia era, sobre todo, una actividad del espíritu.

Método científico

En la información periodística de estos días se presenta frecuentemente a Galileo como al inventor del telescopio. No lo fue. La aparición de lentes y anteojos se arrastra hacia atrás en el tiempo. Pero se suponía que no podrían ser utilizados para investigar nuestro entorno porque distorsionaban y deformaban la realidad. Eran, además, el resultado de la obra de los artesanos y su “arte” era considerado como una actividad menor, un terreno cruzado por la influencia del azar y/o lo sobrenatural. El acto revolucionario de Galileo consistió en quebrar ese antagonismo entre “arte” (práctica) y actividad científica (teoría). Con su labor, buscó superar el prejuicio de que toda actividad práctica fuese una tarea inferior o inaccesible a la investigación racional del hombre. “El nacimiento de la ciencia experimental guarda relación con el descubrimiento --nada simple, aunque hoy pueda parecernos obvio-- de que existen técnicas muy precisas para dominar racionalmente el curso de la experiencia, es decir, para provocar ciertos fenómenos que pueden repetirse a voluntad y medirse con exactitud matemática, en condiciones controladas por nuestro intelecto”. La sociedad que permitió y condicionó este formidable salto era la correspondía a “la consolidación victoriosa, decidida de nuevas riquezas directamente vinculadas con el trabajo y -por lo tanto- del surgimiento de grupos cada vez más numerosos de científicos sensibles a los intereses de la producción y capaces de darse cuenta de la unidad indisoluble entre teoría y práctica”1

Galileo con Kepler y Tycho Brahe, los grandes astrónomos de su época, fueron sacudidos por un acontecimiento astronómico que modificó radicalmente la manera de considerar nuestro universo. Fue el estallido de dos estrellas, llamadas entonces supernovas, que al colapsarse sobre su propio centro produjeron una enorme luminosidad incluso observable a simple vista durante cierto período. La clave del asunto es que en la época se podía ya saber que se trataba de un acontecimiento cósmico que se producía más allá de la Luna. Y desde Aristóteles se daba como cierto que más allá de nuestro satélite natural sólo existía el mundo de lo eterno e inmutable. Apenas el mundo “sublunar” era cambiante y compuesto de cuatro elementos en movimiento (aire, tierra, fuego, aire). El “supralunar” era el reino de lo perenne, de la quintaesencia. La ciencia nueva comenzó, por lo tanto, cuando el gran espacio se hizo “terrestre” y se abandonó la especulación celestial. Por algo Marx consideraba al conocimiento científico como la crítica práctica de la religión porque procedía no del cielo a la tierra, sino al revés.

Inquisición

No fue el cielo pero sí los terrenales intereses que suponían hablar en su nombre los que finalmente condujeron a Galileo a los bárbaros tribunales del Vaticano, al final de su vida, cuando tenía ya 69 años. Tuvo que abjurar de las conclusiones de su trabajo, que lo habían llevado a defender la concepción de Copérnico de que era el Sol, y no la Tierra, el centro de nuestro sistema. Evitó así las torturas de los inquisidores y fue condenado “apenas” a cadena perpetua. En su confinamiento, sin embargo, culminó la más importante de sus obras, conocida como “Dos ciencias nuevas”, que recopilaba sus trabajos sobre la física del movimiento, describía el método de la ciencia y aplicaba el análisis matemático a temas cuyo estudio hasta entonces había sido prerrogativa de los filósofos. Fue el primer texto científico en el que se explicaba que el universo está gobernado por leyes que la mente humana puede comprender y apreciar mediante el cálculo matemático.2

La apropiación conciente de las condiciones de existencia del hombre (esto es la ciencia) ya no sería la misma después de la labor del considerado “padre de la ciencia moderna”. Como no sería la misma después de Newton, o de Darwin en el siglo siguiente.3 O del socialismo “científico”, indisociable de toda esta historia. La historia real y humana, la única ciencia, como dijera el propio Marx.

1. Ludovico Geymonat, El pensamiento científico, Eudeba, 1984.

2. John Gribbin, Historia de la Ciencia, Ed. Crítica, España, 2003.

3. Pablo Rieznik, “Darwin, doscientos años” en Prensa Obrera Nº 1072, 19 febrero de 2009 www.po.org.ar/node/19981

Pablo Rieznik

Cuando los jugadores dirigieron el Corinthians


“El fútbol profesional practica la dictadura. Los jugadores no pueden decir ni pío en el despótico señorío de los dueños de la pelota, que desde su castillo de la Fifa reinan y roban.El poder absoluto se justifica por la costumbre: así es porque así debe ser, y así debe ser porque así es.

Pero, ¿ha sido siempre así? Vale la pena recordar, ahora, una experiencia que ocurrió en el país de Scolari, hace no más que veinte años, todavía en tiempos de la dictadura militar. Los jugadores conquistaron la dirección del club Corinthians, uno de los clubes más poderosos del Brasil, y ejercieron el poder durante 1982 y 1983. Insólito, jamás visto: los jugadores decidían todo entre todos, por mayoría. Democráticamente discutían y votaban el método de trabajo, el sistema de juego, la distribución del dinero y todo lo demás. En sus camisetas, se leía: Democracia Corinthiana. Al cabo de dos años, los dirigentes desplazados recuperaron la manija y mandaron a parar. Pero mientras duró la democracia, el Corinthians, gobernado por sus jugadores, ofreció el fútbol más audaz y vistoso de todo el país, atrajo las mayores multitudes a los estadios y ganó dos veces seguidas el campeonato local”.

Extractado de “Modelos”, de Eduardo Galeano.

lunes, 17 de agosto de 2009

La crisis del fútbol

"Retenciones a Clarín", Grondona votó "positivo"

El fútbol argentino ha entrado otra vez en crisis: los clubes suman una deuda que ronda los 700 millones de pesos. La crisis reedita una pelea política que todos los argentinos, les guste o no el fútbol, ya conocen de memoria: la del enfrentamiento del kirchnerismo con la oposición sojera.

Para que los de la Mesa de Enlace no crean que las retenciones se aplican sólo a la soja, ahora el gobierno se las aplicó al diario que las defendió en la llamada ‘crisis del campo’. Pero no del 35 sino del 100%. La crisis consiste en que se gestó un frente único de la AFA, las dirigencias de los clubes y el sindicato de futbolistas agremiados para arrancarle más plata al grupo Clarín –que es el dueño de gran parte de la verdadera patronal del fútbol nacional que es la Televisión–, pero que terminó con la rescisión del contrato de la AFA con el multimedios.

Los clubes del fútbol se han transformado en un campo de enriquecimiento de decenas de dirigentes inescrupulosos, que ocultan las verdaderas transacciones con los jugadores, evaden impunemente los impuestos y no pagan los aportes jubilatorios a los jugadores y a los empleados de esos clubes. Tampoco presentan los balances de sus cuentas en la AFA; ni la AFA se las pide. Las deudas de los clubes con el fisco rondan los 300 millones de pesos, casi la mitad de la deuda total.

Del fútbol lucran también los comisarios de la Federal y de las policías provinciales, recaudando inmensas cantidades de dinero por “adicionales” para “salvaguardar”los espectáculos, en algunos casos, más del 50% de las entradas de cada partido.

Además, roba la AFA, que es la que recoge y reparte toda la plata del fútbol y la que había establecido un acuerdo increíblemente leonino con TyC Sports hasta 2014 por la totalidad de los derechos televisivos de todas las divisionales del fútbol.

Como en la película “Nueve Reinas”, los estafadores son todos, y entre todos han hundido al fútbol.

Barranca abajo

La caída en picada de las ventas rutilantes de jugadores argentinos al fútbol europeo barrió la ficción de que el festival de estafas podía continuar y ha colocado en rojo definitivo las cuentas de los clubes.

Los mercados actuales de la exportación de futbolistas argentinos son Rusia, los Emiratos Arabes, los griegos, los rumanos y hasta los mexicanos. Estos compran por la décima parte del dinero que pagan los clubes de primera división de España, Italia e Inglaterra, y además compiten con Argentina en el envío de jugadores a las grandes ligas.

Hoy, en la Argentina, los jugadores no sólo se venden mal. Además, las operaciones en negro de los dirigentes y los “representantes” de los futbolistas, así como la venta de “proyectos” de jugadores a precio vil, achican aún más los ingresos reales a los clubes. Así las cosas, ya no se pueden mantener más los planteles profesionales ni los estadios, ni pagar la “seguridad” de los espectáculos.

Bajo el signo de la improvisación

El parate del fútbol es un problema político mayúsculo para un gobierno en crisis, al que algunos quieren sacar antes de tiempo. Ya la Afip –que no tiene empacho en desalojar deudores, hipotecar propiedades y mandar preso a quien no cumple con los impuestos leoninos– les ha ofrendado a los dirigentes de los clubes, por orden del gobierno, un “pacto fiscal” para arreglar una deuda de 300 millones pesos con el fisco. Es dinero suficiente para que algunos dirigentes estén varios años tras las rejas.

El impresentable Grondona pidió, para “seguir tirando”, el enésimo escolaso –un Prode como fuente de recursos para el fútbol, algo tan alevoso que hasta el gobierno duda en otorgar, entre otras cosas porque el Prode es parte de los juegos del pasado. Hoy existe un verdadero festival de quinielas, quinis, lotos, bingos, hipódromos y casinos, que funcionan de continuo los 365 días del año para todos los gustos, sin esperar una apuesta que una vez por semana le brindaría el Prode.

Fuente inagotable de ingenio para las maniobras, Grondona lanzó otra propuesta. Planteó que se aumente 12 pesos el abono de los cables y que los partidos no sean más codificados. La cuenta del cacique de la AFA es que si a seis millones de abonados les sacaban 12 pesos, se juntaban 72 millones mensuales (que, por supuesto, la AFA sería la encargada de repartir).

La negativa de la TV-Clarín de transferir un aumento de los precios del abono empantanó las cosas. Entonces, el gobierno amenazó con una salida a lo Guillermo Moreno, proponiendo que la AFA desconozca el contrato usurario que el mismo Grondona hizo con TyC hasta 2014 –y que sea el Estado el que “compre” el paquete del fútbol– y Canal 7 el que tenga el patrimonio de su televisación.

Los de TyC Sports ven un nuevo caso de ‘expropiación’ – como el de las AFJP– y el fin del fabuloso curro que han armado con el propio Grondona. La TV recibía 304 millones de pesos, se quedaba con 92 limpios y el resto se lo daba para que lo repartiera la AFA. Pero estas cifras subían al doble y al triple cuando se suman las ganancias de los partidos televisados de Argentina a varios países de América, las copas sudamericanas, libertadores, torneos de verano, de recesos, copas América, mundiales, más las ganancias de los propios canales televisivos como TyC Sports y Fox Sports.

El presidente de TyC Sports ha salido después de años de roscas con la AFA a denunciar al gobierno por hacer un pacto con Grondona. Los periodistas más forros del grupo Clarín, deshonrando a los verdaderos periodistas, se acuerdan ahora de que hay que “defender y honrar los contratos con la TV” hasta 2014. Sus patrones les han dicho que “jueguen fuerte”.

Una estatización trucha

Esta “estatización” es trucha, pues significará, por un lado, que el Estado comprará la deuda de 300 millones que los clubes tienen con el propio fisco; por otro lado, que deberá pagar a la policía que se lleva más de la mitad de las recaudaciones. El gobierno ha llegado a la conclusión de que puede administrar las fabulosas ganancias que el fútbol da a la TV, aliándose con otras patronales televisivas (Avila) y, de paso, asestarle un golpe fuerte a la estructura de poder político que tiene Clarín –uno de los arietes de la oposición.

Con la rescisión del contrato con TyC, el fútbol comenzará el 21 a los “ponchazos”, hasta que se rearme una estructura técnica de televisación que a los pulpos de la TV les ha llevado años montar. Vendrá entonces la entrada de otras patronales al negocio televisivo y la “borocotización” de TyC Sports y de muchos periodistas deportivos “especializados”. Grondona ya les está diciendo a éstos que se abran del grupo Clarín y que los privados seguirán televisando, pero claro... sin Clarín. Avila, el inventor de todo el esquema de TyC, ya ha salido a ofrecerse para la tarea.

El espectáculo debe continuar. Seguirá sin culpables la inmensa corruptela de dirigentes y representantes de los clubes y con la continuidad del ya interminable Grondona, que con su voto “positivo” (aunque parezca increíble) se ha puesto el traje de “nacional y popular”, después que hipotecó el fútbol argentino al mejor postor. Repite así el recorrido que siguieron los propios K desde su temprano menemismo.

La decisión de rescindirle el contrato a Clarín es claramente una medida popular para los hinchas. Pero es una salida a lo Kirchner, que terminará beneficiando a otros sectores patronales que armarán su negocio. El actual gobierno no puede rescatar ni salvar al fútbol, cuando no salva la salud, la educación ni la vivienda de los trabajadores.

Las decisiones públicas son siempre políticas. Reorganizar el fútbol y atacar esos grandes intereses es una tarea no lejana, pues el fútbol argentino ya ha tocado fondo. Nada hay más popular que el fútbol para los trabajadores. Encontrar una salida a su crisis no es una tarea de un gobierno que está en el final. Es una tarea de socialistas.

Juan Ferro

jueves, 13 de agosto de 2009

MESA REDONDA

Contra la criminalización de la protesta social

Martes 18 de agosto - 18 horas
Universidad Nacional de Quilmes - Aula 213
Sáenz Peña 359 - Bernal

Exponen:
Juan Carlos Colela, abogado, ex presidente del Concejo Deliberante de Quilmes
(1983-87)
Mónica Frade, abogada de derechos humanos
Pablo Heller, procesado por la defensa de la fábrica recuperada Sasetru
Trabajadores de la cooperativa Textil Quilmes (ex Febatex)
Andrea Frade, periodista

Economía

Un obituario a la e(K)onomía

La caída del 9% de la actividad industrial en la primera mitad del año, anunciada la semana pasada por la Unión Industrial Argentina (UIA), remata tres trimestres consecutivos de caída de la producción manufacturera. Son cifras que no se registraban desde el colapso de 2001. La caída en el valor de la producción agropecuaria anual es aún mayor, como consecuencia del derrumbe de los precios internacionales y de la sequía. Las estimaciones más recientes sobre la caída global del producto bruto interno (PBI), en el primer semestre, rondan el 5%.

Recesión

La manipulación de los índices de precios el IndeK infla también a su gusto los índices de producción. Los pronósticos de consultoras privadas de una caída en el PBI para este año del orden del 3% también subestiman la quiebra del ciclo económico, pero porque toman en cuenta los valores promedio del producto a lo largo del año, y no los de su punto más alto.

La inversión viene cayendo mes a mes desde noviembre pasado. El retroceso mayor fue en mayo: 20% por debajo del nivel del mismo mes del año anterior. El impacto sobre la industria de base es, por eso mismo, muy fuerte. El cronista de Ambito Financiero del jueves 6 toma el informe de la UIA para confirmar que “las cifras que reflejan la inversión de los empresarios sigue en niveles de catástrofe”: la importación de bienes intermedios y partes para bienes de capital se desplomó el 43,5%.

Fuga de capitales

El dato más significativo de la debacle ekonómica en curso es la espectacular fuga de capitales, que ahora es todavía mayor que en 2001: suma 43 mil millones desde 2007, una magnitud equivalente al 15% del producto bruto anual, y “es la más grande en la historia económica del país”, señaló el economista Miguel Bein (La Nación, 19/7).

A diferencia de 2001, la actual huida fue financiada no con el vaciamiento de las reservas del Banco Central sino con el saldo del comercio exterior. Pero como la caída de las importaciones es fenomenal (se han derrumbado un 40% en estos primeros seis meses del año), es la recesión la que financia esta fuga de divisas sin precedentes.

Los pesos que se van en la compra de dólares se restan al mercado interno. La ekonomía del “modelo del trabajo y la producción” es de un colosal parasitismo. Lo retrata con ironía el mismo Miguel Bein cuando sostiene que la enorme salida de dólares “contribuyó en más de un cuatro por ciento al paquete financiero de los Estados Unidos para evitar una disrupción en el sistema de pagos global”. Su conclusión es impecable y merece citarse completa: “¡Y pensar que todavía hay dudas respecto del alineamiento de la Argentina con Occidente! No financiamos la construcción de nuestras rutas, viviendas, centrales eléctricas, ni la inversión en maquinaria, pero estamos donde el mundo nos necesita: financiando el déficit fiscal y financiero de las empresas del mundo desarrollado (...) la Argentina, con un largo camino por delante (cada vez más largo, dados los crecientes niveles de marginalidad y pobreza) hacia el desarrollo, da así muestras fehacientes de la preocupación del actual gobierno por el orden mundial. Hasta se podría decir que semejante contribución a la estabilidad financiera global redime al país de su posición neutral hasta casi la finalización de la Segunda Guerra Mundial”.

Nada que agregar. Es una especie de obituario para el “modelo K”.

Pablo Rieznik

martes, 11 de agosto de 2009

Mesa Amplia contra MARCOS MARTINI S.A.

La Unión de Juventudes por el Socialismo de Marcos Paz, formando parte de la Mesa Amplia contra el incinerador Marcos Martini S.A. invita a todos los interesados a participar de sus reuniones, los dias martes a las 21:00 Hs. en Bartolomé Mitre 80 (salones parroquiales).


sábado, 8 de agosto de 2009

La "salida" capitalista a la bancarrota capitalista


En la reciente zafra de balances trimestrales, una mayoría de industrias norteamericanas ha revelado ganancias “mayores a las esperadas”. En medio de la crisis mundial, el ‘enigma’ tiene mucho de parecido a los superávit comerciales que registran numerosas naciones ‘emergentes’ que, sin embargo, están exportando menos: ocurre que importan mucho menos aún. Así, las empresas en cuestión también venden muchísimo menos, como resultado de la crisis, pero sus ganancias derivan de un recorte “furioso” (textual de los diarios) de costos. Aunque han ‘ahorrado’ fuerte mediante la reducción, también drástica, de sus inventarios, la fuente principal de los mayores beneficios ha sido una mayor tasa de explotación de la fuerza de trabajo. Aunque la crisis se acentúa, los accionistas cobran sus dividendos. De todos modos, no todo son rosas: la reducción del valor de la fuerza de trabajo lleva, en determinado punto, a la deflación; uno, como consecuencia de la caída del consumo; dos, como consecuencia de la mayor competencia que provoca el mayor rendimiento de la fuerza de trabajo en relación con el capital utilizado. La deflación implica la mayor generalización de la crisis. La historia de las crisis capitalistas demuestra que el punto de partida de una recuperación pasa por la revalorización de la fuerza de trabajo (el precio de la canasta familiar cae más que el salario) y por la desvalorización del capital (un capital más barato eleva el porcentaje de la ganancia sobre la inversión). Pero para llegar a esto habrá que atravesar aún una fase de catástrofes económicas y políticas.

La presión para reducir el valor de la fuerza de trabajo explica la velocidad del incremento de la desocupación en los Estados Unidos en el primer semestre del año. Según la mayor parte de los expertos supera a la caída que experimentó la producción. La resultante ha sido una fenomenal intensificación del trabajo del personal que siguió ocupado. Otro aspecto es la reducción directa de los salarios, o la reducción de la jornada laboral acompañada por una reducción mayor de los sueldos. La cifra oficial de desempleo en Estados Unidos es de 9,5% de la población activa, unos veinte millones de trabajadores, pero cuando se añade a las personas que han dejado de buscar trabajo, a las que están obligadas a trabajar menos (6%) y a la población carcelaria -el porcentaje se eleva a los veinte puntos, o sea a cuarenta millones de desempleados. Recientemente, las cámaras empresariales rechazaron la decisión de los estados de elevar el salario mínimo de 5,25 a 7,0 dólares la hora, con el argumento de que no podrían soportar ese mayor costo. Otro elemento fundamental es el recorte en los aportes patronales a la cobertura de salud, que forma parte del llamado ‘costo laboral’; el número de personas sin protección médica ha crecido en forma impresionante. Un ejemplo brutal de la reducción del precio de la fuerza de trabajo se observa en el caso de la industria automotriz, donde los salarios fueron recortados un 70% y la cobertura de salud en cerca de la mitad. Como ocurriera en la primera fase de la crisis del ’30, los trabajadores no han opuesto una resistencia significativa a este desplome, sorprendidos por la magnitud de la catástrofe y por la completa traición de las burocracias sindicales y políticas.

A la tendencia generalizada a la reducción de los salarios y contribuciones complementarias, se ha sumado una tendencia a arrebatar conquistas significativas de los trabajadores. La violencia de algunas acciones de los trabajadores, en Francia, ha sido la respuesta a un enorme fraude laboral, pues las patronales no han querido pagar las indemnizaciones por despidos amparándose en disposiciones de la Unión Europea, que eran desconocidas por los trabajadores, en contraposición a la antigua legislación nacional. En España acaba de producirse una suerte de ‘ruptura’ entre el gobierno y las cámaras patronales, como consecuencia del reclamo de éstas para reducir o simplemente anular la indemnización por despido. La desocupación española es la más alta del oeste de Europa. La voracidad de los explotadores de todo el Estado español parece no tener límites, pues casi la mitad de los empleados se encuentran precarizados y no tienen derechos indemnizatorios. Rodríguez Zapatero se verá obligado a fijar un subsidio para este sector del proletariado. En Gran Bretaña hay una crisis similar, pues el partido Conservador sostiene que la salida a la crisis pasa por una purga sin contemplaciones.

Esta tendencia patronal ha sido recogida por la Organización Internacional del Trabajo, que en su reciente reunión (a la que asistió la Presidenta K) impulsó la llamada “flexiseguridad”, que consiste en abolir la indemnización por despido a cambio de un curso de capacitación para nuevos empleos. Los ‘expertos’ de la OIT parecen creer que la bancarrota capitalista es producto de la ‘disfuncionalidad’ de los trabajadores, no del capital. Si se observa con un poco de cuidado se comprueba que, ochenta años mediante, las patronales siguen siendo tan deflacionarias como en los años ’30 o que el keynesianismo (limitación del capital por medio de la intervención del Estado) es una receta para períodos de ‘prosperidad’ –aunque, en este caso, sin casi limitaciones para los capitalistas.

La ‘moda’ que impera en el mundo capitalista es, hoy, lo que en Argentina llamamos Repro, o sea la suspensión con salarios reducidos, que el Estado (no la patronal) paga en una proporción sustancial. Los gobiernos se jactan que, de este modo, ‘preservan’ la relación laboral; en realidad se trata de una forma de evadir la indemnización por despido, como lo prueba el hecho de que los contratados no reciben este ‘beneficio’.

Otra forma de evadir las indemnizaciones es lo que ocurre en Mahle o Massuh, donde el cambio de dueño no habilita al pago de indemnizaciones por antigüedad, o se disimula ese cambio (promesa de devolver la empresa) para evitar el pago de indemnizaciones y el peligro de que se desconozca la antigüedad en el futuro.

Las burocracias sindicales colaboran, en todos los países, con este despojo a los trabajadores. Naturalmente, esto recién comienza. No está dicha la última palabra, ni la penúltima siquiera.